Suele decírsele a los niños que las palabras mágicas
son por favor y gracias. Si bien son palabras hermosas, Sir William
Osler se inclina hacia otro término:
Aunque es cortita, la palabra principal encierra un
enorme significado. Es el Ábrete Sésamo de cualquier puerta, el que
equipara a todo el mundo, la verdadera piedra filosofal que es capaz de
convertir todo el metal de la humanidad en oro. Transforma al torpe en
capaz, al capaz en brillante y perpetúa la brillantez en el estudioso.
Si atesoras la palabra mágica en tu corazón, todas
las cosas son posibles, y sin ella, todo estudio es vanidad y
desconcierto. Los milagros de la vida se logran con ella; el ciego puede
ver por el tacto, el sordo oír con sus ojos y el mudo hablar con los
dedos.
Al joven le brinda esperanza, al adulto, confianza y al anciano reposo.
Es el verdadero bálsamo para las mentes dañadas. En
su presencia, el corazón del abatido ilumina y consuela. No solo es la
base del progreso sino que es la medida del éxito cotidiano... La
palabra suprema es trabajo.
En este día elija trabajar con gratitud y no
refunfuñando. El trabajo es necesario para mantener cualquier cosa de
valor duradero.
Proverbios 22:29
¿Has visto a alguien diligente en su trabajo? Se codeará con reyes, y nunca será un Don Nadie.
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