Mis hijos y yo decidimos dar una caminata alrededor
del lago cercano a nuestra casa el otro día. Es un lugar muy hermoso en
el que pasar una tarde de primavera, cuando las hojas brotan de los
árboles y las flores de la tierra. Tiene una trocha de grava bien
gastada que le da la vuelta a todo el lago. Uno puede caminar a su
propia velocidad y deleitarse en la belleza natural que le rodea.
Es el lugar perfecto para ponerse en contacto con Dios y llenar nuestra alma con gozo.
El único problema con la trocha es que, estando tan
cerca del lago, la erosión a veces provoca hoyos a lo largo del camino.
Fue mientras que caminábamos por ella el otro día que mi hijo mayor
cayó, sin darse cuenta, en uno de estos hoyos. Tropezó y casi cayó pero,
gracias a Dios, pudo estirar su mano y aferrarse a la mía. Le afirmé y
caminamos juntos por un rato sintiéndonos conectados el uno al otro en
nuestro amor.
Pienso que a veces las dificultades que enfrentamos
en nuestro transitar por la vida se parecen mucho a estos hoyos en el
suelo. Siempre están allí, provocando nuestro tropiezo y a veces
nuestras caídas. Es bueno saber, sin embargo, que siempre podemos
estirar la mano y tomarnos de la de nuestro Padre Celestial.
Él siempre está a nuestro lado esperando levantarnos y
afirmarnos. Siempre está preparado para que tomemos Su mano y caminemos
junto a Él conectados en amor para siempre.
La próxima vez que tropecemos y caigamos en nuestra
travesía por la vida no dejemos de estirarnos y alcanzar la amorosa mano
de Dios. Y una vez que la tomamos, no la soltemos.
Caminemos con Dios para siempre, escogiendo amar y
compartir gozo con cada paso que demos. Recordemos que con la amorosa
mano de Dios estabilizando nuestro caminar, podremos estirar la otra
para alcanzar a otros que también hayan caído.
La travesía por la vida, después de todo, es siempre mejor cuando sostenemos las manos de aquellos a quienes amamos.
Joseph J. Mazzella
La vida tiene sorpresas y algunas no son tan agradables. Cuando
tropezamos, recordemos que la mano de Dios siempre está lista para
sostenernos. Qué gran mano es la suya.
Señor , tú has comenzado a mostrar a tu siervo tu
grandeza, y tu mano poderosa; porque ¿qué dios hay en el cielo ni en la
tierra que haga obras y proezas como las tuyas? Deuteronomio 3:24
Yo os enseñaré en cuanto a la mano de Dios; No esconderé lo que hay para con el Omnipotente.Job 27:11
No se acordaron de su mano, Del día que los redimió de la angustia. Salmo 78:42
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